PARTE 2: Encuentro cercano


Lo que hablarían las paredes de la habitación de un hotel y qué diría la espantada cama que quedó tan agitada como yo después de haber hecho el amor como lo hicimos. Recuerdo aquella vez patentito.....como si fuese ayer. Un día anterior había estado buscando pacientemente aquel baby doll rojo con el que lo esperé. Sin duda debía ser ese color. 

Fue un sábado 26 de setiembre y no importa el año. No lo olvido porque quien diría que en la mañana esta digna señorita estaba temblando de miedo al exponer su tema de tesis  de titulación ante cuatro jurados y en la tarde, la misma estaba dejando coja una cama de hotel.
Mi exposición fue un éxito anunciado, me había sacado la mugre meses anteriores sin dormir para lograrlo. Al final, la lectura del acta fue majestuosamente satisfactoria. Como lo fue amarte aquella tarde querido recuerdo.
Llegué al hotel antes que tú. Habías llamado y me dijiste dónde sería. Me registré, tomé la llave y caminé hacia la habitación. Abrí la puerta, me quité la ropa de gala y me dí una ducha, perfumé mi cuerpo como si fuese a entregarme por primera vez a ti. Dibujé mi silueta con aquel baby doll rojo, pero tú luego me dijiste que el "color piel" me queda muchísimo mejor. 
Te esperé casi sin moverme, un ato de nervios y sin saber por qué. Tocaste la puerta y salté con un solo movimiento de la cama y te abrí la puerta. Recuerdo haberme abalanzado sobre ti llena de felicidad por el éxito y porque tú estabas conmigo compartiéndolo. Llevabas un six pack de cerveza en una mano y con la otra me rodeaste la cintura. Te quedaste besándome por unos segundos interminables, aquellos que terminaron por llevar al extremo mi deseo por ti. Tomaste mi mano, me impulsaste a dar una vuelta para ti...pero yo recuerdo haberte bailado una danza lenta....así en el tono de nuestra canción.
Abriste caballerosamente una cerveza para mí, pero no resististe, me diste un sorbo y luego me la quitaste y me llevaste hacia ti. Tú sentado en la cama y yo parada frente a ti. Tus besos concentrados sobre mi pecho y tus manos recorrían mi cintura hasta llegar a estrujarme los mulos atrayéndome más a ti.
Intenté que te pusieras de pie y lo logré. Te tuve danzando conmigo a paso lento por la habitación mientras mis manos lentamente te desabotonaban la camisa y al llegar a tu cintura, tu correa quiso hacerme la guerra pero no lo logró...tú deseo y el mío pudo más.
Adoraba desnudarte, no era la primera vez, pero era la primera vestida con aquel baby doll ROJO. 

Besabas mis hombros con tanta delicadeza que parecía que estabas tocando un ángel (modestia aparte...el ROJO me sienta bien). Quisiera tener las palabras correctas para describir la forma como saboreé sus labios, mi lengua recorría cual camino sin obstáculos cada uno de tus labios y tú de vez en cuando me atacabas dulcemente con una mordida.
Tú y yo enlazados simplemente besándonos. Como siempre tú travieso buscabas que yo me derritiera antes que cualquier cosa...adorabas verme suplicándote arañándote el cuello tratando de traerte hacía a mi...pero siempre esperabas...primero me adorabas...primero me hacías tuya de tantas maneras pero lo mejor lo dejabas a lo último. Me conoces tan bien querido RECUERDO que aún tengo mucho miedo de no volverme a sentir así. Tan amada, tan deseada....tan mujer.
¿Cómo describir lo que aquella cama tuvo que tolerar?...y las puertas y ventanas tan cómplices se vuelven cuando simplemente están totalmente cerradas. Pero el sonido del amor no se compara con el gemido de cualquier mujer...no era falso, era tan verdadero como lo que estoy sintiendo mientras escribo éstas líneas.  

Mi vientre aun recuerda la forma como anulabas sus defensas, lo exquisito de tu cuerpo, lo exquisito de la sensación que tu y yo sentíamos como poseídos de un instante que es tan natural como sobrenatural. 
Y mientras tu y yo en uno solo parecía que seguíamos bailando, me impulsabas una y otra vez para tocar el mismo cielo. Y que me castigue Dios por haberle tocado la puerta tantas veces gracias a ti aquella vez....solo aquella vez. 

Ojalá las despedidas no existieran. Y aún hoy sigo preguntándote si alguien podrá amarme como lo hiciste tú.

De este tipo de encuentros cercanos...ya no suceden muchos. Tuve la suerte de vivir uno...aunque fuese uno.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Bañarse en mantequilla

Solita

Reinventando