Amar con vehemencia
Será que preciso seguir sobreviviendo refugiada en tus recuerdos. Amarte con tal vehemencia es el único consuelo de mi suplicio. No me hallo bien en ninguna parte e irónicamente estoy cómoda en todos. Empiezo a creer que los seres humanos somos juguetes de fuerzas misteriosas y contrarias. Como el amor y el odio, la paz y el desorden. Somos además caprichosos y complejos y en muchas circunstancias culpables declarados de nuestra realidad. Sucumbimos ante las tentaciones como los niños que desesperan a la vista de sus distracciones. No discernimos y nos dejamos llevar por la corriente del azar, como perfectos autómatas. ¿Por qué no cundir nuestros pensamientos de ventura y sosegados perfiles? ¿Por qué permitimos que las trivialidades nos manejen a su antojo? Adulamos aquello que no es censurado, pretendiendo con esto convertirlo en un privilegio y disfrutarlo sin sentir culpa alguna. Es tarde, cuando nos percatamos del error y arrepentidos rogamos retroceder al preámbulo de n...