Carta a ese aquel que no es mi amigo


Trato de encontrar razones que justifiquen tus maltratos, tus insultos, que se sienten como puñaladas. Siento miedo cruzar la puerta, apenas la cruzo empiezan a doler tus comentarios vanos. ¿Desde cuando te importa mi existencia querido INNOMBRABLE? Cómo te explico que tú dejaste de interesarme y que no hay motivo para que tu mirada, con palabras mudas, me grite que me detesta. 

Cuando sueles hablarme parece que te tragas tu vómito.....sin embargo, yo vuelvo hacia ti e inocentemente intento que una lección de humildad, te cambie. ¿Me equivoco?, personas como tú están acostumbrabas a cargar con inseguridades y mucha rabia. 

Ahora, te observo a lo lejos, y aunque me sigue encantando "tu poto", ya no causas alboroto sobre mis sentidos. 

Me pregunto si pasar más tiempo cerca de ti podría contagiarme con tu capacidad para ser desdichado. Siento pena por ti y por mí. ¿Dónde hemos llegado? ¿Es el límite? ¿Falta más?

Tolero tu falta de respeto, pero ya no lo puedo perdonar. Dicen que quieres que me vaya lejos....esparces tu malestar como sembrando "caca" en lugar de buenas semillas. Quisiera darte la tranquilidad que tanto buscas, quisiera pedirte que ores por mi, si deseas mi bien...entonces yo me iré.

Lo anterior es el prólogo de una entrada dedicada a ese que no es mi amigo y tampoco mi enemigo. Mensaje subliminal para otros que sienten que "le chanta el guante". 

Cuanto extraño la sonrisa y los halagos de un INNOMBRABLE que en tiempos pasados solía hasta pasar una caricia por mi cabello. Cuanto extraño que me pidas un beso de moza :( 
Reemplazaste el gusto por un odio que seguramente entenderé si te das un tiempo y me explicas ¿el por qué? Quizás con calma y analizando termine comprendiendo tus razones y si hay algo que cambiar...pues que cambie. 
Espero que cuando sepas que me voy, algo se parta en ti, como pasó conmigo cuando supe que tal vez te ibas. Por aquellos días me volví conformista, solo pedía que te quedaras para seguir gozando de tu perfume aunque tu compañía ya no me daba ganas de soñar despierta.

¿Sabías que hurgaba en tu cajón y buscaba tu perfume? ...casi me lo robo, casi te mando secuestrar para mi solita. Ahora, eso es historia y cuando lo recuerdo me siento ridícula. ¿Cuánta risa habré causado a ti y a tus compinches? 

La mala práctica de una mujer enamorada es dejar pensar al hombre que estamos echadas en una bandeja de plata. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Bañarse en mantequilla

Solita

Reinventando